Escribir como gesto, como vómito, como estrategia.
La escritura como camisón de seda, hábito carmelita y coraza de metal.
Escribo para ser yo. Cada palabra con la que me encuentro, o me encuentra, refuerza esa identidad que han llamado “Laura” y que debe deconstruirse a diario para reconstruirse de forma consciente como sujeto político mujer.
Gracias a la palabra escrita he conseguido entender mejor al otro. Aunque a veces, quiera darle a la tecla de borrado.
De la palabra escrita al teatro, del yo al nosotros. Es la palabra dramática la que me ha ayudado a continuar en el mundo. No puedo cambiarlo, no pecaré de soberbia, pero sí sé que puedo entretener, cuestionar y tender un puente que permita encontrarnos. Y que nos permita compartir.